El oficio de interpretar
Entrevista
JOAN SANTACANA MESTRE (Calafell, 1948), especialista en didáctica de las ciencias sociales, comparte con nosotros algunas opiniones, experiencias e interpretaciones en torno al patrimonio cultural. Nos habla en entrevista acerca del concepto de patrimonio, del museo como herramienta de un imperio en ciernes, de las nuevas experiencias museográficas en Europa, de los grandes museos de historia y de los medios actuales de difusión de la memoria y el conocimiento. Por último aborda el tema de la ciudad de Guanajuato y de su patrimonio periférico.
Como experto en la interpretación del conocimiento ligado a las ciencias sociales, Santacana ha desarrollado proyectos en museos de Europa, una vasta producción editorial sobre el tema de didáctica del patrimonio y una labor interesante como arqueólogo. El uso de herramientas tecnológicas ha sido una constante en la realización de sus proyectos.
Durante la segunda semana del mes de mayo de 2017, el doctor Santacana fue invitado a participar en el proyecto Cátedra Patrimonio que impulsa la División de Derecho, Política y Gobierno de la Universidad de Guanajuato, bajo la coordinación de la doctora Teresita de Jesús Rendón Huerta Barrera. El taller Didáctica del Patrimonio, a cargo del doctor Joan Santacana Mestre es el inicio de una relación académica que habrá de germinar frutos de conciencia y desarrollo útiles a la construcción de una visión orgánica en torno al patrimonio cultural de Guanajuato.
Rolando Briseño (en lo sucesivo RB): Doctor Santacana, bienvenido a este espacio universitario de reflexión histórica. ¿De acuerdo a su experiencia, cuáles son las condiciones en que se encuentra el patrimonio cultural que ha sido reconocido y denominado por la UNESCO como Patrimonio cultural de la Humanidad?
Joan Santacana (en lo sucesivo JS): Habría que diferenciar tipos de patrimonio. El patrimonio que tiene valor de contemporaneidad suele encontrarse en buen estado; bien sea porque los ciudadanos lo cuidan, porque tiene valores para ellos; bien sea porque a las administraciones les interesa. Cuando ese patrimonio va perdiendo ese valor se va degradando y eso ocurre en todas partes igual. Los ritmos de degradación dependen del tipo de patrimonio, de la solidez del patrimonio.
RB: ¿Acaso el uso que se le ha dado en los últimos cincuenta o setenta años a ese patrimonio ha influido en ese deterioro, qué tanto? O, supongo que también lo ha beneficiado.
JS: ¿Si el uso lo ha desgastado? Eso tiene dos caras. Es evidente que el uso desgasta y depende también del tipo de patrimonio, pero al mismo tiempo también lo promociona, lo difunde y ayuda a interpretarlo. Ocurre que la mayoría de espacios patrimoniales fueron concebidos en el pasado para muy poca gente. Es decir, el París del siglo XIX no tiene nada que ver con el Paris actual. El México de 1850 es muy pequeño en comparación con la Ciudad de México, entonces y ahora. Esos espacios que estaban pensados para 30 mil o 40 mil personas ahora tienen millones de habitantes y eso sí que lo desgasta. Pero eso tiene poca solución, es decir, hay paliativos pero a medida que aumenta el nivel cultural de los pueblos se produce una democratización de esa cultura y de ese patrimonio. Y es esa etapa de democratización la que también lo hace más accesible y por lo tanto se desgasta más. Las doctrinas que tienden a preservar el patrimonio a veces lo que intentan es volverlo a reducir al uso exclusivo de las minorías y eso evidentemente lo puede preservar, te lleva a más duración, pero entonces su función disminuye.
Yo diría que al patrimonio le ocurre que es un bien finito que se desgasta y va desapareciendo pero al mismo tiempo vamos creando patrimonio nuevo, también es verdad. Hoy aquí se construye el patrimonio del futuro y consumimos el patrimonio del pasado.
RB: ¿Vale la pena invertir carretonadas de dinero en patrimonio que está destinado a extinguirse? Estamos hablando de un patrimonio con más de 250 años, con más de 500 años ¿Qué pasa con esta decisión de invertir grandes cantidades de dinero en el patrimonio mientras la población se está muriendo de hambre?
JS: Bueno, esa pregunta se podría hacer con la ciencia, se podría hacer con cualquier otro aspecto de la vida humana y no pienso que se tenga que contraponer patrimonio vs vida humana porque esa no es la disyuntiva. La disyuntiva es que el patrimonio ayude a dignificar la vida, ayude a comprender la vida humana, ayude a los seres humanos a auto completarse, esa es la función, y si hay que gastar dinero en eso pues hay que gastarlo. También nosotros gastamos dinero en nosotros y sabemos que moriremos. Es la misma recepción. Es evidente que todo es finito y si ese patrimonio que ha durado 250 años, nosotros tenemos que procurar que dure otros 250 años o más si es posible. Para ello hay que compaginarlo pero no podemos privar a la población, que en el fondo es la propietaria de ese patrimonio, a que no lo pueda utilizar. Es la propietaria de ese patrimonio.
RB: ¿Cuáles son los beneficios reales de invertir dinero en nuestro patrimonio cultural, en términos de conciencia y desarrollo para una sociedad?
JS: El patrimonio cultural es como iceberg, esa parte que emerge, lo que se ve, lo que emerge de una estructura cultural que está por debajo y es enorme, por tanto es la parte visible de la cultura, la parte visible, la parte audible de la cultura. Si no existiera es evidente que seríamos muchísimo más pobres desde el punto de vista cultural y mental. Yo me atrevería a compararlo con la pérdida de la memoria, el patrimonio es una parte importante de la memoria colectiva, a veces incluso de la memoria personal. A mí me gusta utilizar la imagen de Goethe de Fausto. Fausto es el sabio ya viejo y anciano al cual Mefistófeles le propone recuperar la juventud, volver a ser joven. Y, Fausto dice que sí, la respuesta de Mefisto, del genio del mal, es que no puedes ser joven si conservas la memoria de viejo porque serías un joven con cabeza de viejo. Tiene que darle su memoria. Fausto le entrega la memoria y entonces una vez que le ha entregado se desmemoria y el maligno lo destruye.
Cuando pierdes la memoria, esta enfermedad brutal que es el Alzheimer, dejas de ser humano en el fondo. Cuando los pueblos pierden su memoria colectiva, cuando los individuos perdemos nuestra memoria individual, nos destruyen. En todas las grandes catástrofes de la humanidad, en las guerras violentas, las guerras inter étnicas, las guerras brutales, el patrimonio del pueblo vencido es la principal víctima, siempre. ¡Los nazis arrasaron Varsovia no por ser una gran ciudad sino porque era el símbolo de Polonia! Cuando se destruye el patrimonio se destruye la memoria y lo que se persigue es la destrucción de la identidad. Entonces el pueblo que no sabe conservar su memoria, que no sabe preservar su identidad está condenado, no tiene remedio.
RB: ¿Cómo rescatar si no es a través de un papel? Vivimos en una etapa en que los libros están en franco desprestigio por gran parte de la sociedad y en medio de un nacimiento tecnológico impresionante que nos permite tener ese patrimonio en nuestras manos en un dispositivo móvil ¿Qué pasará entonces? ¿Persistirá la idea de los libros como objeto depositario de esa memoria en el tiempo? ¿Qué es lo que debemos hacer en este tiempo presente cuando nacimos tendiendo símbolos como el papel pero también ahora utilizando otras grafías como la imagen?
JS: Vamos a ver, yo he trabajado en archivos como simple investigador y una vez en un archivo yo trabajaba con pergaminos medievales que todo el mundo sabe que son piel de cordero con una caligrafía gótica complicada. A mi lado trabajaba un colega que yo conocía que trabajaba historia del siglo XX y por lo tanto sus escritos estaban hechos a máquina. Yo le tenía envidia, porque él podía leerlos sin tener que acudir a la paleografía pasando por el latín. Yo tenía que ir traduciendo con un diccionario. Y una vez tomando el café, ustedes saben que me gusta el café, le confesé esa envidia y me dijo: “No, estás en un grave error, vamos a ver ya te enseñaré los documentos. Qué ocurre con los documentos que yo estoy mirando, se escribían a máquina, sí, se ponía un papel, luego un papel de calco, u papel cebolla detrás, otro papel de calco, otro papel cebolla y así hasta cinco copias. El papel principal iba para el destinatario, las copias se iban distribuyendo y al archivo iba la última; ésta última copia es horrible porque ya no puedo leer nada, tengo que imaginar lo que dice”. Con lo cual me quedé muy sorprendido y me di cuenta. Los romanos escribían en piedra, y yo que hice un libro sobre la Provincia Romana Tarraconense que tenía como dos mil lápidas y por tanto tenía la historia de dos mil ciudadanos. De la Edad Media no tengo dos mil pergaminos.
En el siglo XIX se sacaron miles de fotos en blanco y negro, miles de películas en blanco y negro. Las películas en gran parte se perdieron, de las fotos en blanco y negro se han perdido muchísimas pero sin duda es del siglo pasado de la época de blanco y negro de la que conservamos más imágenes de personas, quizá no sabemos quiénes son, están ahí borrosas, sin embargo ahora sacamos millones de fotos ¿Qué quedarán de esas fotos nuestras? Fotos digitales. Vamos a pensar en el problema que plantean las fotos digitales que se almacenan en el ciber espacio, cuando no tienen movimiento, es decir cuando nadie las mira esas fotos se mantienen durante un máximo de cinco años y luego empieza un proceso de destrucción automática ¿Qué quedará de estas miles de fotos? ¿Cuántas van a quedar? ¿Y, de todas las fotos que se han hecho con programas anteriores a los actuales? En nuestra corta vida hemos visto pasar de los discos de baquelita a los compact discs, pasando antes por las cintas, y luego los disquets, aquellos disquets pequeños. Yo tengo mucha documentación en la Universidad con esos soportes y no la puedo leer. La documentación que estamos archivando hoy es posible que los medios de reproducción cambien tan rápido que dentro de 10 años no sean legibles.
Por lo tanto la pregunta que usted me hace de qué quedarán de los libros, pues mire yo me atrevo a decir que los libros serán el soporte más sólido que tengamos. Yo escribo por oficio muchos artículos en soporte digital porque no hay más remedio, pero cuando puedo lo paso a papel.
RB: ¿Y por qué no enseñamos esto? ¿Por qué los didactas del patrimonio hoy nos enseñan a hacer aplicaciones y no nos enseñan a hacer libros de papel si saben que esos son los medios por los cuales el propio patrimonio se va a sustentar más allá de esta generación?
JS: Nadie se puede librar de su presente. Sólo los locos se libran del presente o pretenden librarse. Nosotros vivimos en un presente en el que nuestros medios son las aplicaciones y por lo tanto hemos de enseñar a través de las aplicaciones porque un chaval y una chica que hoy tenga 17 o 18 años yo no sé en qué trabajará, no sé en qué se ganará la vida pero de algo estoy seguro: si no domina las herramientas informáticas no se ganará la vida. No podrá ser ni minero, porque los mineros hoy dirigen las máquinas desde la computadora, entonces hoy eso es inevitable lo cual no excluye que de nuestra cultura vamos a perder muchísimas cosas. Esto es como el astrolabio; esa máquina maravillosa que en el siglo XII se inventó alguien. Es una máquina modelo de las esferas celestes. Un individuo que aprendiera a manejar el astrolabio podía predecir a qué hora saldría el sol doscientos años más tarde o cuál sería la posición de Venus; podía prever el calendario futuro y pasado con una precisión muy parecida a la nuestra. Hoy esto nosotros lo podemos hacer con un móvil, apretando un botón me sale la hora exacta con minutos y segundos, apretando dos botones puedo saber la hora en que se pondrá el sol. Por tanto, he ganado en rapidez, he ganado en precisión. Ahora soy más rápido que el hombre medieval, sin embargo entre el hombre medieval y yo, yo he perdido conocimiento. Es el tributo que he pagado a la rapidez, he perdido conocimiento. Nosotros pagamos tributos por ir rápido, porque los humanos, gran parte de nuestra vida, gastamos para comprar tiempo; la rapidez nos permite vivir muchas vidas, es posible. Más superficiales, también es posible.
RB: ¿Qué es aquello que la historia nos ha legado y que por su permanencia sigue en pie y que no podemos tocar? Pudiera ser el mar como patrimonio, pudiera ser el universo, conocemos tan poco de lo que hay debajo de la tierra y sin embargo es nuestro primer patrimonio, todo en la tierra nace a partir de una composición geológica.
JS: Somos nosotros. Vamos a ver, esto afecta al mismo concepto de patrimonio. Si nosotros nos atenemos a las definiciones estándar de ICOM, en el fondo uno puede llegar a la conclusión de que… la palabra es polisémica. ¿En una Facultad de Derecho qué sentido tiene la palabra patrimonio? Para una Facultad de Derecho es evidente que el patrimonio es algo que se hereda o que se adquiere y luego hay que regular esa adquisición y esa transmisión. En estas facultades de Derecho lo que se hereda casi siempre son bienes tangibles; se heredan tierras, casas, joyas, bienes materiales. El Derecho tiene poca incidencia en bienes inmateriales si bien es cierto que eso sería discutible, está la propiedad intelectual, está la música, digamos que el concepto se ideó para bienes materiales. Cuando eso se traslada al mundo de la cultura ocurre exactamente lo mismo, el patrimonio se concibe como algo pensado, es algo que heredamos o que adquirimos, por lo tanto los habitantes de esta ciudad, de esta provincia heredan un patrimonio material enorme y le añadimos lo inmaterial ¿En qué consiste este patrimonio cultural? Para que algo sea declarado patrimonio cultural inmaterial, puede ser una tradición viva y demás y que se transmita, no puede ser una tradición muerta. Esto implica, a mi juicio, que cualquier cosa puede ser patrimonio.
Si yo digo en Guanajuato hubo una gente que se dedicó a trenzar fibras vegetales para fabricar sillas, este es un arte popular; sí. Se aprende y se transmite de generación en generación; sí. Es vivo, sí. Luego es patrimonio. Entonces al patrimonio le ocurre algo parecido al arte, piense usted lo difícil que es definir qué es arte y qué no es arte, entonces qué es patrimonio y qué no es patrimonio. Una cosa es lo que la UNESCO reconoce como patrimonio y otra cosa es lo que es el patrimonio real y vivo, porque la UNESCO define patrimonio en función de los intereses de los Estados y esos Estados definen lo que es patrimonio en función de sus clases dirigentes, y esas clases dirigentes pueden ser las que tradicionalmente han sido clases dominantes, así que en el fondo esa lista de patrimonio inmaterial y material que la UNESCO define no deja de ser una falacia. Además tienen que estar de acuerdo todos ¿Por qué los primeros edificios y sindicatos obreros por ejemplo no son patrimonio de la humanidad? No hay ninguno, entonces esto está muy relacionado con una lista no digo arbitraria pero sí digo que es una lista tendenciosa.
RB: ¿Cómo acceder a una visión más amplia y equilibrada? ¿Pueden ser relacionados aquello material con aquello natural? ¿Por qué siempre los separamos? O es natural o es material, hay una división muy tajante. Creo en la posibilidad de un pensamiento más orgánico que pueda permear esta visión del patrimonio. ¿Qué piensa, Santacana?
JS: Pienso que hoy cada día esa división se borra, puede que las legislaciones nacionales mantengan esa división pero en términos técnicos nosotros no lo mantenemos. Hay muchos conceptos que tienen eso superado y además es muy antiguo. Por ejemplo, ahí está la poderosa legislación norteamericana sobre parques nacionales que incluyen patrimonio natural, patrimonio cultural e incluso patrimonio histórico, no hay ninguna gran batalla significativa para ellos o para sus elites que no forme parte de un parque nacional y que a la vez sea un parque natural y cultural, eso lo tienen desde finales del siglo XIX que yo recuerdo. Eso ocurre en muchísimos otros entornos, esa división no es cierta a pesar de que sí que es cierto que hay legislaciones nacionales que la consagran pero las leyes a veces van siempre por detrás de los intereses de la gente. No creo que sea cierta esa división, en todo caso académicamente simplemente es una división. Es como el médico cuando separa de la sangre el plasma de la hemoglobina para poder analizar cada una por separado pero tienes en cuenta que es sangre.
RB: Hace unos días hablaba usted del museo como una idea un tanto cuanto agotada, de una crisis en los museos no solamente desde el punto de vista del financiamiento sino del punto de vista de los contenidos, platíquenos un poco cuál es el panorama que usted observa en cuanto a esta idea que ha desarrollado el hombre desde que decidió gobernar los contenidos educativos. ¿Qué es hoy un museo?
JS: Nunca como ahora tanta gente va a los museos. Desde el punto de vista numérico, cuantitativo, nunca habíamos visto colas inmensas de gente para ver las grandes colecciones. La ciudad mexicana de Guanajuato tiene museos que en general, los días punta, se necesitan tres horas para entrar, y la gente hace la cola. Yo he visto colas de horas en el Museo del Prado, para ver, por ejemplo, obra de Velásquez. Cuando te acercas a la cola y les preguntas el por qué están tres horas o cuánto tiempo llevan, si les preguntas qué quieren ver de Velázquez, qué siglos les interesa… te dicen que les interesa mucho la pintura del siglo pasado, es decir no saben por qué hacen cola porque Velázquez no es obviamente del siglo pasado. Y eso ocurre en el Museo de los Oficios o en los museos del Vaticano.
Hoy tenemos que el museo se ha convertido en un producto de consumo no cultural sino social y turístico. Eso tiene problemas porque un producto de consumo lo consumimos hasta que descubrimos que estamos hartos, hasta que perdemos la vergüenza de decir que no nos gusta. Como la historia de Andersen, El Rey Desnudo. Cuando uno dice “es que no me gusta” entonces otros dicen “es que a mí tampoco”, entonces para qué vamos. Hoy estamos viendo cómo determinados museos tienen mucha gente pero vemos que este aumento de público no se corresponde con lo que del museo pueden obtener, es decir no tiene nada que ver, el museo no le sirve para crear conocimiento, entonces la crisis del museo está ahí, está en que a veces son grandes cajas, grandes envoltorios de bombones, grandes bomboneras construidas como las pirámides para alojar a un faraón muerto, ese es el problema ¿Cuál es el futuro? Es difícil, el futuro es oscuro, no se sabe cuál es, pero lo que sí es evidente es que el concepto de museo tendrá que cambiar radicalmente. No podremos sostener el concepto de museo que surgió en el siglo XVIII. El siglo XVIII yo lo recuerdo porque a veces hay que recordarlo. Los museos son frutos con honrosas excepciones, el museo moderno es fruto de la Revolución Francesa, son frutos de las revoluciones y tenían una función clarísima, durante dos días a la semana entraban los artistas que se instalaban para reproducir, copiar, etc., estaba acotado para que cumpliese su función. A partir de las grandes exposiciones internacionales, en Londres primero y luego en París, ocurre un fenómeno muy novedoso: los grandes industriales, todos ellos millonarios, que iban de Nueva York a Londres para ver las grandes novedades de máquinas o que iban a Paris a ver las máquinas. El viaje era fascinante. Iban acompañados de sus esposas, de la abuela y las exposiciones internacionales tenían que hacer algo para entretener a ese público: crean una serie de exposiciones paralelas que darán lugar a los museos culturales, tal y como los conocemos. Es decir, puro entretenimiento. Recuerdo esta historia para saber en dónde estamos. En los años treinta del siglo XX, cuando comienza el choque de ideologías hubo países que instrumentalizan los museos al servicio de sus ideas. El primero que lo hizo de forma astuta fue Mussolini. Crea el gran museo de la Civita Romana, el Museo de la Eta Augusta porque para él había tres Imperios: el de los Césares, el de los Papas, el de Facio. El imperio suyo sería el último y definitivo; por lo tanto iba a montar su gran imperio sobre el anterior imperio, eso implicaba poner la historia y la museografía a su verdad y lo consiguió. No sólo lo hizo con los museos, lo hizo con la filmografía, con la novela; creó grandes películas del imperio Romano. Su aprendíz Hitler hizo exactamente lo mismo pero con un carácter que era absolutamente brutal. Cuando eso quiebra y no quiebra por razones culturales sino por una guerra, las potencias que vencen algo aprenden; aprenden lo que llamaremos la democratización de los museos pero que en el fondo es lo mismo, los museos se colocan bajo la tutela de los Estados, los museos transmiten la ideología de los Estados. Cuando cambian los gobernantes cambian los directores de los museos. En estos meses el personal del Instituto Smithsoniano ha sido destituido; todos incluidos los que se encargaban de la didáctica y la difusión, porque ha cambiado un presidente ¿Qué significa eso? Que Smithsonian es una cadena importante de transmisión de ideología. En todas esas crisis que se nos avecinan ¿Cuál es el futuro del museo? Tendremos que ir luchando por una cosa muy importante y es que el museo sepa ser una reserva de autenticidad y quitar toda esa máscara que lleva. Yo recuerdo que en museo Smithsonian lo más visitado era la Galería de las Primeras Damas. Algo absolutamente sin ningún interés para la historia del mundo, es lo más visitado.
Es compleja esa pregunta porque implica penetrar en el futuro que es un país extraño.
RB: Hace un tiempo discutía con un amigo. Él tenía lámparas de carburo y yo también. Él las restauró, las limpió, las metió en una vitrina y puso un letrero que decía “No tocar”. Yo tomé las lámparas de carburo, les puse carburo, empezaron a hacer vapor y las prendí, entonces al usuario le preguntaba si quería saber cómo funcionaba una lámpara de carburo, le daba la lámpara y le mostraba el mecanismo. La discusión era preservar el patrimonio, conservarlo para difundirlo o usarlo para que puedan las personas comprender cómo funcionaban los artefactos hasta que el objeto dejara de funcionar. Una disyuntiva que se puede traer al plano de las museografías. Sean emergentes o tradicionales. ¿Cómo podemos manejarnos ante estos dos planos?
JS: Yo lo tengo claro, a una lámpara de carburo he de ponerle carburo porque el museo tiene que servirme para crear conocimientos. En la didáctica del objeto, el objeto debe ser funcional, eso es evidente. Cuando la función puede destruir el objeto, y por lo tanto perderíamos el bien cultural, actuamos con réplicas. Yo no tengo ningún problema en utilizar elementos que son réplicas, gramófonos que son réplicas, pero siempre funcionales. Cuando el objeto es una máquina o es un instrumento es evidente que sólo cuando lo vemos en funcionamiento aprendemos algo, creamos conocimiento a partir de ahí, sin eso es muy difícil. Por lo tanto la estética del objeto puede ser importante pero para mí es secundaria. Por supuesto que no quiero destruir ningún objeto y entiendo muy bien al museólogo que no deja tocar un elemento frágil. Nosotros trabajamos a veces con huesos humanos en los museos, tenemos réplicas porque los huesos son muy frágiles, basta que una calavera caiga al suelo y se deshace, a veces es preciso utilizar réplicas. Lo más claro y que tiene más valor para mí como pedagogo es invertir las funciones del museo. Hoy la primera misión es conservar y yo diría que la primera función es educar a través del museo, es transmitir y por supuesto conservar pero no lo pondría en el primer lugar.
Cerca de Barcelona hay un Museo del Ferrocarril y cada domingo la directora de ese museo con ayuda de viejos ferroviarios y ahora con otros voluntarios jóvenes que aprenden de los viejos enciende la máquina de vapor y da una vuelta por el pequeño espacio del Museo. Hablando con ella me explica que si el corazón de esa máquina no late, entonces se va a morir. La mejor forma de conservar esa máquina es ponerla a funcionar, tiene que latir esa máquina. Y los viejos ferroviarios son los que cada fin de semana van y le encienden la máquina. Ahora no le falta gente joven que encienda la máquina y probablemente sea la única forma de saber cómo se enciende, dentro de algunos años ya nadie sabrá encender máquinas. Igual ocurre con las lámparas de las minas.
RB: Ahora resulta que los que hacen las modas, los que hacen publicidad son los grandes museógrafos porque han sacado una corriente poderosísima que es el estilo vintage, y el estilo vintage en la moda, en los objetos o en los muebles. Traen objetos del pasado y parte de su historicidad al presente, a nuestro ámbito cotidiano ¿Qué está pasando?
JS: Ha ocurrido siempre, los grandes hombres de la Revolución Francesa alrededor de 1794 y 1795 se vestían a la romana, con togas y a sus mujeres las vestían con el traje que luego se llamó Imperio, iban al Louvre a ver las estatuas romanas para vestirse a la romana, esto lo hacía Dantón, Robespierre. Eso se ha hecho siempre porque es la atracción que ejerce inevitablemente el pasado cuando se mitifica. Sin embargo hay etapas y grupos sociales del pasado que nunca se imitan ¿Por qué siempre se imitan las mismas? Siempre se imita la Roma Imperial y la no Imperial no se imita. La indumentaria campesina no se imita, no forma parte de la moda.
RB: La mezclilla que era una indumentaria de obreros originalmente lleva más de 150 años…
JS: Pero eso ocurre en la moda hasta que pasa por el filtro de la clase alta. Vamos a ver y pondré varios ejemplos: En el siglo XVI se ponen de moda primero para hombres y después para mujeres esos trajes con acuchillados, esas mangas que parecían granadas abiertas y que dentro salía la seda roja. Varones y mujeres llevaban eso ¿De dónde sale la idea? Esa es la indumentaria militar, es decir, los militares en esa época cambian, aparecen las armas de fuego, la guerra cambia y entonces su indumentaria la forran con algodón, hacen como un colchón, lo llenan, porque a las balas, a la metralla no les servían las corazas de metal, porque al revés una cosa de metal se les clavaba por lo tanto los soldados van así. Evidentemente cuando a una formación militar se le terminaba la pólvora lo cual ocurría después del primer disparo sacaban la espada e iban a espadas, y todas esas ropas forradas se reventaban y saltaba el algodón. Entraban en las ciudades vencedores como héroes con sus ropas hechas a tiras, y la moda empezó en aquellos que no iban a la guerra también empezaron a romperse la ropa en tiras para participar de la gloria ¡Y así entra la moda! Y las damas también copian a los varones. Y hoy nosotros vemos como la clase alta rompe cuidadosamente sus pantalones, los mancha cuidadosamente con lejía o peor todavía, los compra más caros, manchados y rotos, porque ha pasado por el filtro de la clase alta. Cuando algo pasa por el filtro de la clase alta se ennoblece, es como un misterio, es como si lo hubiese tocado el Papa y entonces se ha santificado. Eso ha ocurrido siempre, la moda es recurrente, eso solo indica que quizás no hay clases sociales que sigue habiendo pobres y ricos. Eso también se muestra en los museos y en la indumentaria. Lo mismo que ocurría en el siglo XVI ocurre en el siglo XXI. Hay pocos individuos en la historia que se hayan atrevido a cortar esas farsas. Uno de ellos fue Napoleón. Dicen sus crónicas que cuando se presentaron sus pares y su nueva aristocracia, los nuevos ricos y las señoras de París vestidas a la griega y a la romana, se presentó él vestido de burgués y les dijo: “Señoras, la comedia se ha terminado y ahora empieza la historia”. Las mandó a cambiarse de ropa porque él iba a fundar algo nuevo basado en otras ideas y no iba a dejar que los tules le llenaran el Palacio de las Tullerías. No sé si algo parecido hizo Fidel Castro o Mao.
RB: Sin embargo hay otras formas sutiles y eróticas como la de Casanova de atraer y entonces uno puede pensar en una museografía que envuelva ¿Cómo adquirir esas técnicas que los personajes de la historia nos proporcionan para verterlos como métodos y hacer una museografía que emocione, que atraiga?
JS: Eso de la museografía que enamore lo he oído alguna vez, que seduzca. He oído de la museografía que seduzca pero no me lo acabo de creer. Sí que creo en la museografía que emocione y he visto gente emocionada por causa de algún montaje museográfico. Hay una museografía que atrae, que puedes decir que te gusta.
RB: El paisaje como patrimonio, como parte de una visión amplia en la que forma parte de un planteamiento museográfico. La ensoñación que causa un paisaje.
JS: Los museólogos no pueden competir con un paisaje. Eso me recuerda en algunos centros de interpretación de parque naturales que colocan fotografías ¡Y tienen el parque ahí! No tiene ningún sentido. La copia nunca sustituye al original.
Hay una museografía que no pretende hacer museos, eso hay que tenerlo presente. Hay una museografía que lo que pretende es generar construcciones porque en nuestras sociedades el negocio más importante, aparte de la droga y demás, es el construir. Si yo en un museo propongo una remodelación modesta y simple pero eficaz y usted propone una remodelación faraónica, impactante, da igual que sea o no eficaz, la autoridad competente tiene muchos más números de qué elija la suya que la mía, porque en esa enorme pirámide que hay que construir ve asociado su nombre. En cambio no ve asociado su nombre en una remodelación de unos pequeños museos que van a cumplir una función. Por lo tanto cualquiera que se dedica a museografía sabe que es mucho mejor proponer grandes equipamientos que proponer equipamientos eficaces. Por eso está lleno de grandes edificios hechos por arquitectos divinos en cuyo interior no hay nada, o que se construyen sin saber lo que se colocará. Yo he visto museos de ese tipo, sobre todo museos de arte es más frecuente, que se crea un enorme edificio, él mismo pretende ser una pieza de arte, a veces lo es ¡Pero nadie sabe cuál será la colección! Yo he visto museos de pintura en donde el arquitecto les ha abierto grandes claraboyas para que les de la luz, he visto museos de la indumentaria abiertos a los cuatro vientos, una maravilla de la arquitectura del cristal, pero dígame cuánto tiempo se conservará una pieza expuesta al intemperie. No me imagino mi camisa coloreada y expuesta durante tres años a la intemperie.
El siglo XXI ha visto construir museos como zetas que la única función que tenían era generar unas expectativas de dinero en la construcción. De eso Europa está lleno, por supuesto que luego están vacíos esos museos. Me parece que en tres años nosotros contabilizamos unos mil o un poco más centros de interpretación construidos en España ¡En tres años! Para que se haga una idea, cada centro de interpretación tiene un promedio de coste de 500 mil euros, de promedio, por lo tanto es fácil calcular la inversión que eso significa. De esos centros de interpretación un tercio habían sido cerrados antes de final de año de la inauguración, al cabo de dos años quedaban menos del quince por ciento abiertos.
¿Qué ocurre, por qué se construyen? ¿Cuál es el objetivo museográfico de ese torrente de dinero que probablemente salía de Bruselas, pasaba por Madrid y se distribuía de forma caciquil por las distintas autonomías y llegaba a las ciudades? La cosa es muy simple, a un alcalde de pueblo le hacen la promesa de hacerle un centro de interpretación. El alcalde está contento, pobre hombre, no va a decir que no. Si tiene pinos le harán un centro de interpretación del pino, le construirán el centro, lo inaugurarán, colocarán sillas, proyectores, objetos, pinos de plástico, fotos, y qué va a ocurrir con el alcalde, tiene que poner a alguien ahí y pondrá al funcionario más tonto, lo tendrá algún tiempo, verá que no entra nadie y pensará que aquello no le sirve mucho, lo cerrará y pondrá un letrero con un número de teléfono que diga: Cuando alguien llegue que llame a este teléfono. Así al cabo de unos meses cuando necesiten un proyector dirán: en dónde hay un proyector e irán por él, lo sacarán y ya no volverá. El centro de interpretación ha quedado cerrado para siempre. El proceso de degradación es rápido. Ese es el mundo real de la museografía en gran parte.
Nosotros hicimos un estudio de eso. Están contabilizados con sus costes y eso es brutal. Entonces eso fue una burbuja cultural pero en el fondo fue una burbuja de la construcción la que se benefició al final. ¿A dónde fue a parar ese torrente de dinero? ¿A los pueblos? No. ¿A los museólogos? No. ¿A los técnicos? No. Fue a parar a los constructores. Y ahí se termina la historia.
RB: Doctor Santacana, nos gustaría preguntarle ¿Cuáles son los museos punta en este momento?
JS: Hay museos que te pueden gustar más o menos. Hay museos más imaginativos que otros y que pueden ser modelos. Empezaré por el norte de Europa que es lo que conozco mejor. El Museo de Historia de Suecia en Estocolmo es un museo muy bien concebido y además muy original. Parte de la idea de que estamos frente a un aeropuerto y que hay distintas puertas de embarque y entonces esas puertas de embarque viajan en el tiempo. Dicen: salida del tal punto con destino al neolítico. Un museo que no es espectacular pero sí es intuitivo, es muy potente la idea. En Alemania yo diría que hay algunos museos interesantes. Hablando de museos de historia citaría como mínimo dos; el Museo de Historia de Alemania en Berlín que es un museo nuevo con un gran rigor y una forma de presentación clara, rigurosa y muy potente. Los alemanes tienen un complejo museístico interesante. Bonn, que es una ciudad cultural que se eligió como capital simbólica de la República Federal y dejó de ser capital para traspasar la capital a Berlín, se abarrotó de un complejo museístico; hay museos hechos con una gran inteligencia. Museos especializados, por ejemplo, de ciencias, el Museo de Ciencias Naturales en Bruselas es muy interesante. Bélgica es un país minero de carbón, los grandes dinosaurios se encuentran en el carbonífero, éste es un museo que en la planta baja empieza con la minería que eran los que sacaban los huesos y en la planta alta emergen los dinosaurios. Uno comprende perfectamente de dónde sale todo.
Hay una red europea de museos al aire libre; son conjuntos que no disponen de gran equipo y tienen poco dinero ¡Pero es una Red fascinante! Uno puede entrar en el corazón de Polonia y ver exactamente cómo vivía la gente en la Edad del Bronce porque es un complejo que sustituye los troncos carbonizados por troncos con madera actual, con lo cual el museo es impresionante. Es una Red de Museos que no se dedica al gran turismo, va dedicada a la gente del país, evidentemente tiene su público, atrae muchísima gente, no son museos minoritarios y además no aparecen fácilmente en las guías. Eso se ve en gran parte de Europa al norte del Rin, hay pocos de ese tipo.
Hay una museografía potente.
En otra dimensión están los grandes museos, el Museo Británico es un gran ejemplo; sin embargo el Museo Británico no es el colmo de la museografía; es imposible con esas grandes colecciones. El Museo Británico lo que ha hecho que es muy razonable: seleccionó 100 objetos y los difunde de todas las formas posibles; un libro, una filmografía, la web… Cuando vas a él te presenta la historia del mundo en 100 objetos. La historia del mundo porque el Imperio casi se extendió por todo el mundo y en donde no había Imperio compraban o robaban. Hay ocho o diez piezas de cada parte del mundo que te resume la historia mundial. Esa didáctica del objeto de su antiguo director MacGregor me parece que es la idea que mejor podía plantear un museo de ese tipo.
La nueva remodelación del Louvre me parece también brillante; pero, claro es que son grandes museos. Entonces yo lo excluyo como puedo excluir El Prado o las Galerías Vaticanas.
España tiene un panorama con un patrimonio impresionante, supongo que entre España, Italia y Francia tienen el patrimonio más interesante. Le siguen la Gran Bretaña y Alemania. España ha tenido buenos museógrafos pero mala suerte en las ejecuciones de los museos. Hay museos nuevos que son extraordinariamente malos: el Museo del Ejército en Toledo es francamente malo, hecho de chatarra militar, no tiene más objetivo que el de enaltecer a una casta. Museos interesantes a veces se encuentran en comunidades autónomas, en ciudades más pequeñas. Nosotros en España no hemos generado una museografía de nueva generación, realmente importante en museos, sí en conjuntos patrimoniales que es otra historia, sí que se ha generado, por ejemplo, en ese caso por gente que son arquitectos en ocasiones y que han sabido museizar espacios. Por ejemplo la Tarragona Romana, las Villas de la Almeda, por citar algunos. Pero en los grandes museos hemos tenido mala suerte, por ejemplo el Museo del Prado que ha sido remodelado y engrandecido, cuando los propios técnicos del Museo del Prado explican la evolución del museo cuando llegan a la última reforma dicen: de esto ya no hablamos. No quieren hablar y la razón es que tiene limitaciones graves. No hemos tenido suerte, lo dejo así.
RB: ¿Qué ha llamado su atención de Guanajuato, desde el punto de vista de su patrimonio cultural al ser una ciudad inscrita en la lista mundial de Ciudades Patrimonio de la Humanidad?
JS: Estoy ilusionado de estar acá. No puedo tener una opinión fundamentada de Guanajuato porque apenas le conozco, tengo impresiones desde un desconocimiento previo. Pienso que el mejor patrimonio de Guanajuato no se ve, no se explota, en cambio se explotan patrimonios periféricos que afortunadamente funcionan pero que son periféricos. Guanajuato es un conjunto y lo importante no son los elementos por separado. Yo he recorrido las iglesias de Guanajuato, son interesantes pero ninguna por sí misma me haría volver porque como ese tipo de iglesias hay muchísimas en todas partes ¿Qué es lo que atrae? Lo que atrae es la singularidad de la ordenación de la ciudad. Es una ciudad ordenada de una forma especial. Yo diría que con pocos paralelos, no me atrevo a decir que no tenga paralelos pero con pocos paralelos. Entonces su potencial es enorme pero está sepultado, no se ve. El hecho de que cuando uno mira en Wikipedia y ve que Guanajuato fue el corazón económico del Imperio español porque de aquí salía la plata, aquello que cantaba el poeta: Nace en las Indias honrado donde todo el mundo me acompaña, viene a morir en España y es ajeno enterrado. Se refería al dinero que salía de acá, las Indias honrado era acá.
Siempre pienso que el turista compra en origen, entonces si yo hubiese mirado en Guanajuato el origen en un hipotético viaje turístico y hubiese visto que aquí era la capital, hubiese quedado defraudado porque no hubiese visto nada de eso que le represente como capital y como el corazón económico del Imperio.
Me parece singular lo del Quijote pero me parece periférico. Si yo tuviese que conocer el Quijote no iría a Guanajuato, iría a la Mancha que es en donde está la ruta y los escenarios naturales del Quijote. Que un exiliado español introdujera aquí al Quijote me parece algo extraño, fascinante incluso, es decir, me fascina más eso que el propio Quijote. Resumiendo, diría que el potencial que tiene no lo aprovechan, que es poner en funcionamiento la ciudad, su potencial es la ciudad; lo que se ve y lo que no se ve, y no esos elementos secundarios. Porque además les diré una cosa, cuando el turismo cultural se basa en elementos secundarios corre riesgos graves de hundirse, sí, de hundirse.
Yo le diría que el patrimonio importante es el que no se puede deslocalizar, es decir, las industrias se deslocalizan, los cuadros de un museo algún día puede haber un decreto de algún presidente y se los llevan a la capital, en cambio las tramas urbanas, la historia que hay debajo de esas tramas urbanas eso no se deslocaliza nunca ¡Hay que apostar por eso! Porque algún día pueden hacerles enterrar las momias y algún día alguien puede decidir que otra ciudad sea dedicada a Shakespeare y les quite el Cervantes porque esto no deja de ser un invento, singular y maravilloso ¡Yo me emocioné no por los cuadros del Quijote sino por otros motivos! Pero es una cosa muy particular.
A los estudiantes les diría que me he dedicado al patrimonio y es algo con el que nunca te puedes hacer rico, es imposible, vivirás bien eso es posible pero no serás rico. Ocurre que sí que es un evento que da enormes satisfacciones y que los esfuerzos suelen tener recompensas, pero es lento. Son apuestas lentas.
Hay proyectos de museos que los realicé hace veinte o treinta años y no se hicieron. Ahora aparece alguien con el mismo documento que propuse y lo quieren hacer. Eso da satisfacciones porque recuerdas que tú hiciste aquel documento, estudiante en su momento, lo diste al Ayuntamiento pero aquel alcalde no creyó en él e hizo otra cosa o se gastó dinero o fracasó o dejó de ser alcalde… Y al final recuperan tu proyecto, es un morbo raro que al cabo de tantos años intenten realizarlo.
Da muchas satisfacciones dedicarse al patrimonio porque en mi caso hace que el ocio y el trabajo se me confundan. Yo dejaré de trabajar pero no dejaré de ver museos y ver patrimonio y ciudades. Es como una droga que cuando más tomas más necesidades tienes y llega un momento que no puedes prescindir. A mí me ocurre eso. Espero que a los estudiantes les ocurra eso.